Improvisadamente, como es la Vida cuando disfrutas del presente, en la mañana de ayer, conversando, me atraparon aquellos ojos color Mediterráneo y me olvidé de su nombre, para nadar en sus iris de encanto, entre amena conversación, jazz de fondo y delfines blancos.
¡Dios, ni un segundo pude dejar de mirarlos!
Celestes océanos que, en un punto, me hicieron perder la noción del Tiempo y del Espacio, son ahora el marco de mi canto. Porque el lienzo es tan bello, que ni el mejor pintor, creo yo, sabría jamás expresarlo.
Sinceridad mutua y presente compartido, nada más hermoso que conocerte, dime tu nombre, que de tus ojos aún no he descendido.
¡Por favor, dime tu nombre o me ahogaré!
Eduardo Ramírez Moyano