Carta a mi niña VII -Eduardo Ramírez Moyano-

Anoche fui ráfaga de viento a lo largo del firmamento, nena, los bucles rojizos de tu melena me sirvieron de sustento, mientras la flotación de las estrellas transformó miles de estelas en una enorme Luna llena; volaron rasos y veloces los cometas, saltaron chispas allá donde no alcanzaba la vista y contemplé efigies orgiásticas de héroes y heroínas, mi dulce niña.

Venus nos hizo cobijo, Marte nos otorgó poder, detrás de la Luna de la Tierra obramos locuras nuevas, manteniendo la fe y un sentir prolijo.

Porque fuimos Uno en dos cuerpos, dos mentes en un Universo, la rima hecha cortina de besos, las almas del ser satisfecho.

El Parnaso en las galaxias fue nuestro destino, mientras caricias violáceas alumbraban el camino.

Se oía magia y lucía verso. Cruzamos el portal que varios seres de otros mundos habían dispuesto.

Y, entonces, lo logramos… Logramos meternos.

Vimos lo invisible, tocamos lo intangible…

Anoche, por un momento, fuimos eternos.

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  1. 👏👏👏👍Saludos

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