Sobre el sol eléctrico de apenas la noche,
la que no soy,
va flotando.
Me muevo,
rumbo inesperado.
Adelante el desierto blanco,
donde me busco.
Cada hueso está enterrado,
cada músculo anda por ahí,
colgado.
Con mis agujas de palabras me he sentado.
Tejeré un nombre,
como Penélope,
esperando.
No hay prisa.
La cuadrada luna
sin tiempo nos ha dejado.