No sabes cuántos días me había llenado de cosas inútiles. Trataba de concentrarme en mi alma, como un viajero en un submarino; llegar a lo más secreto de cantar canciones; descubrir una palabra que me iluminara el día. Escribir de trigales, de otros poemas plasmados en servilletas o de trinos de cardenales, para tener las…
Nadie lo veía venir; ni siquiera yo lo presentía. La escuché de pronto y era una voz lejana, centelleante como una moneda para gastar en el recreo. Más tarde la volví a escuchar y me evocó labriegos en un campo abierto o melodías lejanas entre caballos y hombres celebrando, así fuese una cosecha, la paz…
Nadie sabe cual es el secreto para que sigamos juntos, nena. Cuando estamos con los amigos tomándonos unos tragos nos preguntan una y otra vez por qué lo estamos… Es para confundirnos, y así echar la mentirijilla. Aún no somos cómplices. Conoces a Kenni G. y yo a Ítalo Calvino. A hora, nena, que he…
Ambos decimos que no hay nadie más. Pero, al final, solo uno dice la verdad. Ambos decimos que no estamos mal, pero yo sé que debajo de esa ilusión solo hay falsedad. En este laberinto que hemos formado, cada día es más difícil encontrar la salida. La rutina que hace que nos alejemos más; la…
¿Sabes?, esto no te lo he confiado, nena. Un día me preguntaste cómo me había hecho esta cicatriz en mi boca, y me besaste presurosa. Pero hoy no voy a cantarte de esto cariño. Ahora, en este inmenso precipicio de angustia que me rodea, voy a susurrarte de cuánto caminaron tus padres y los míos …
Yo te mato. Tú me matas. Él me mata. Nosotros nos matamos. Vosotros nos matáis. Ustedes se matan. Vos nos matás. Ellos nos (se) matan.
Más allá del olvido donde el nosotros se diluyó nos encontraremos. Necia que soy que fui que me resigno que seré. En el cruce con la memoria perdida esquina con el adiós prenderé la luz, para reencontrarnos. * Arte: Pinterest
No tengo horario para salir a caminar, lo sabes. Tampoco puedo justificar mis escapadas a una página en blanco. Es idiota pensar en ello, nena. Las canciones llegarán como una moneda atorada en el cogote eso sí, acompañadas siempre de su cielo y su sol radiantes. Veo tu hermosa mirada de nubecillas aceitunas que se…