Ambos decimos
que no hay nadie más.
Pero, al final,
solo uno dice la verdad.
Ambos decimos
que no estamos mal,
pero yo sé que
debajo de esa ilusión
solo hay falsedad.
En este laberinto
que hemos formado,
cada día es más difícil
encontrar la salida.
La rutina que hace
que nos alejemos más;
la dulce agonía
de no saber si continuar;
la presión de tus recuerdos
llegan a la misma hora,
haciendo que pase las noches en vela.
Una parte de mí te espera;
la otra dice que eres algo
que debo perder
antes de que sea larga
la condena.
Entre la razón
y el corazón,
la batalla ha sido ardua.
Me ha dejado sin energías
para nada más.
Viviendo, solo sobreviviendo.
La decisión está tomada.
Es tiempo de dejarlo ir.
*
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