Esa sonrisa que lentamente me desarma
ha logrado que baje las defensas
que tanto me ha costado levantar.
Como una tormenta que nubla mi mente
has llegado a abarcar cada uno de mis pensamientos.
Pero qué pasaría si esos sentimientos
se vuelve un huracán,
en donde el único lugar seguro
sería el ojo.
Valdrá al final el riesgo de dejarte entrar,
o será que hay una cierta belleza en la tormenta,
que no me hará dudar.
Deja una respuesta