Mi almohada azul, la que vela por mis sueños, hoy me dijo que no dejase de soñar.
Podrás hablar, ir, venir, pero tu pluma jamás rendir.
Reviste de óleos brillantes cada una de tus palabras, enséñalas al mundo para que sean leídas,
hoy o mañana, sin olvidarte de engalanar de verdad la hoja en blanco de cada día que la vida te presta.
Pienso, luego escribo – Adelina Gimeno Navarro

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