Me voy
porque no quieres escuchar.
No intentas entenderte ni entenderme.
No luchas para que esto funcione.
Cada día me sonríes por compasión
y solo demuestras
la urgencia de irte.
Me voy
para entregarme la libertad que merezco,
las oportunidades que he perdido
y restaurar mi esencia que he destruido
por querer ser lo que soñabas.
A lo mejor me voy muy tarde,
pero te quise tan incontrolablemente
que olvidé quererme un poco.