Me hubiera gustado decirte
que casi fui un pentapichichi,
que casi fui un premio Nobel,
que casi fui un campeón mundial,
que casi fui un Grammy,
que casi fui un Óscar.
Te habría gustado escucharlo,
pero mentiría.

Lo cierto es que me tuve que ir,
cambié de ciudad
y cambié mi nombre,
por ti, por tu cariño,
por tus ojos café claro…
Cómo quise olvidarlos.

Como cuando alguna vez te pregunté
si me querrías, y me dijiste que no.
Nunca imaginé que fueras
tan indestructible.

Mi amor, no;
tampoco soy un campeón sin corona.
Decidí ser un solitario.
Recuérdame como alguien
que te dio su corazón,
que te dio un beso,
que te regaló una sonrisa.
Tres gotas suficientes
para un corazón tan duro.
Y cuando estés cayendo,
ese beso, esa sonrisa,
te sujetará.