Canción IV – Mario Guzmán


Ahora que estuve preso
por cometer un delito
pensaba ansiosamente en la libertad,
pero eso no me ayudó mucho.
Fue tan difícil, que desfallecí
y acepté que era culpable.
Cuando ya todo estaba perdido,
pensé en ti.
Y aunque tú nunca me visitaste
y nunca me tendiste la mano…
yo escribí tu nombre
en un lugar secreto
en un lugar donde nadie pudiera
tocarte
en un lugar donde nadie pudiera
saber tu signo.
Con esto logré la fuerza suficiente
para no denunciar a nadie más.
Salí bajo palabra, pero, al final,
mantenerme firme se convirtió
en este otro delito.
Ahora que estoy libre
y veo las montañas
y la caña de azúcar crecida
y el trapiche abandonado,
pienso que el mundo
ha cambiado mucho.
¿Qué habrá sido de ella?
¿Se habrá casado?
¿Me habrá olvidado?
¿Pensará en mí?
Y cuando escucho estas canciones
mientras fumo,
trato de murmurar su nombre,
pero ya no lo recuerdo.
Por eso tú, que estas caído,
tú, que estas triste,
tú, que cometiste un delito, como yo,
toma mi mano y sujétate muy fuerte.
Levántate, toma tu bandera,
omo yo lo hice
y por muy humilde que sea tu razón
mantenla siempre en alto,
y (lo mismo que yo)
no dejes que nadie la ensucie;
no dejes que nadie la derribe.
Así aprenderás a hacer
tus propias canciones.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. homero m. salazar dice:

    Buen poema. De altura

    Me gusta

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