Viendo en el suelo una alfombra blanca como la nieve, me abrazo a sus voces y a sus mieles.
Acude, sentido común, no dejes de soplar viento del sur; tú, él, que sus palabras como besos me trae.
Un curtido corazón, envejecido de amor y anciano de fiesta infantil.
Un amor cálido como el sol, que a falta de presencia agradece su voz, un sonoro te quiero o un volátil beso de amor.
Atemperaré por amor con la pasión de querer robarle al viento su densidad, mi deseo de amaros camufló en él mis anhelos.
Reverenciaré al destino, cubriré de un tupido velo la demora de sus horas, ofreciendo al futuro la tregua para un mañana.
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Dedicado a mis nietos
Daniel y Manuel Jesús ❤❤
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