Muchos iconitos titilantes como chispitas y burbujitas de champán, que en los ojos hacen chiribitas un poco antes de irse a acostar, mi niña, niña bonita, que se acuesta pronto y suele madrugar. ¡Ay, mi nena! Que hoy ha hecho mucha faena, descansa plácidamente junto a mi chimenea, en donde las brasas chisporrotean, rojizos fuegos de todos los tonos, amalgama de naranjas, llamas en ramas todos, ¡qué bella la chimenea!, ¡cómo calienta!, en esta noche de lluvia los fantasmas ahuyenta, ¡vuela, pluma, vuela!, y mis males aleja; ahora soy libre, de pensamiento, de alma y de cabeza, me siento como un cisne, ante ti, hago honores de alteza, ¡vuela, pluma, vuela!, ¡cómo chisporrotea la chimenea!, y danzan las llamas, bailarinas, entre versos y rimas, como corales de infantas cantarinas, ¡ay, mi niña, ven aquí y caliéntate en mi buhardilla!
Carta a mi niña VI -Eduardo Ramírez Moyano-

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