Estamos abocados a un futuro que no podemos siquiera imaginar. Si, como dicen los que saben de transhumanismo, en tres generaciones la conciencia del ser humano se podrá volcar en una computadora, o en un objeto creado por el mismo ser humano, entonces las gafas de realidad virtual son sólo un entrenamiento para lo que llegará.
En menos tiempo de lo que pensamos, la inmortalidad está asegurada, por lo dicho y por lo que se deduce del asombroso avance de la ciencia de la genética.
Aunque la vida física será relegada por la virtual, ésta seguirá existiendo pero como cuando soñamos, no tendrá la más mínima transcendencia, pertenecerá a los parias y será signo de decadencia.
A día de hoy, ya han conseguido replicar la mente de un gusano en un robot que se comporta exactamente igual al biológico (Se trata del gusano Caenorhabditis Elegans. Un colectivo de científicos llamado proyecto OpenWorm ha replicado su cerebro, con todas sus conexiones neuronales, en un software y lo ha implantado en un robot Lego NXT)
¿Si usted pudiera transferir su mente a una máquina para llegar a ser inmortal, lo haría?
Por no hablar de la Inteligencia Artificial, que se calcula superará a la humana entre 2030 y 2045.
Soy una persona optimista, pero creo que lo que nos depara el futuro es sinceramente escalofriante. Vamos camino de la deshumanización. Estamos asistiendo al principio del final de la Humanidad. En el futuro ya no se podrá pronunciar la palabra humana para definir a mi especie.
Pero volvamos a los post-humanos o humanos 2.0, que aunque parezca una historia de ciencia-ficción, esto es un artículo de opinión con datos objetivos y contrastables, amén de tristemente reales, si se cumplen los peores vaticinios.
Al principio, o mejor dicho, en el período de transición no habrá un acceso igualitario a la hora de adquirir nuevas tecnologías para todas las clases sociales. Así que convivirán los post-humanos (humanos mejorados, avanzados y aumentados) con los «Humanish», aquellos que hayan decidido o no hayan podido adquirir tales tecnologías.
La otra manera de ese ímpetu por alcanzar la inmortalidad de los transhumanistas es, como ya hemos visto, mediante la ingeniería genética (la enzima telomerasa tiene que ver con el rejuvenecimiento celular, de forma que actuando sobre la misma se prolonga la vida de la persona)
Ya se esta estudiando un tipo de medusa. Se trata de la Turritopsis dohrnii, denominada «la medusa inmortal», que posee diversas claves genómicas que contribuyen a extender su longevidad hasta el punto de evitar su muerte.
Y, terminaré el artículo, preguntándome: Si ya podemos entrar en una realidad virtual, ¿acaso no estaremos, de hecho, ya dentro de una realidad virtual?
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