Somos hijos y verdugos de la Tierra
exigimos sus bondades sin retribución
ni agradecimiento.
Somos fango
lava y arena que no sabe cuidarse sola
que se desprende y vuelca sobre sí misma
y sobre el regazo que la contiene.
Somos roca cuarteada en pleno desboque:
rodando, rodando.
Somos los malcriados que aún así le pedimos
y suplicamos:
Madre Tierra
apiádate de nosotros.