Es mi aliento y mi vida ver sonreír a una mujer, de mis lienzos más preciados el pincel, el caldero en el que yo ardería por su querer, no sé qué es lo que yo daría por un beso, a saber, acaso estallen todos los pétalos a la vez, de los cristales de mi buhardilla que el Sol rompe contra mi ser, ¡ay, qué es lo que yo daría por una sonrisa de vuestra merced!
Que soy el búho despierto, y en la noche de plata verte volver, bajo la gran oblea blanca, en un panarra bandarra me convertiré, para seduciros con mis ojos de fuego, quiróptero enamorado de tu rosado, mágico halo…
¡Ay, Marina me hacéis hablar en verso!
Pintar vuestra alma turquesa en un beso, decir cuánto os quiero, elevar los fuegos fatuos desde el subsuelo para sentir flotar en elipses caleidoscópicas el mundo entero… Y luego, entre danzas de siete velos, dejar las marcas de nuestro amor eterno en la cara oculta de la Luna.
Y en las nubes las néfeles, y las hadas en los bosques, las ondinas cantan por Marina y las náyades por Adelina…