Llegará un día en el que nadie
se atreva a contradecirme,
no porque tenga razón sino
por todo lo contrario.
Llegará un día en el que ya
no pueda acceder a los
descubrimientos
pero no por eso dejarán
de suceder.
Llegará un día en el que ya
no me sienta perdida sin
la ubicación adecuada.
Llegará un día en el que no
echaré de menos a quienes se
han quedado por el camino.
Llegará un día en el que no
necesite nada de lo que tengo
y me sentiré libre de las
ataduras del consumismo.
Llegará un día en el que no
me agobien las prisas y no
me importe llegar tarde.
Llegará un día en el que me
iré quedando dormida y ya
no me apetezca despertar.
Llegará un día en el que
aunque ya no esté, quedarán
mis versos como gotas de rocío
que seguirán humedeciendo
las almas agrietadas por la
soledad y el desamor.
Mari Carmen Martín Mendoza
Marcamar
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