
Nadie quiere estar contigo,
no eres buena compañía.
Todo mundo prefiere el ruido,
la fiesta y la algarabía.
La gente no está preparada
para enfrentarte cara a cara,
porque les haces ver
su realidad descarnada.
Eres tan cruel como necesaria.
El pensamiento y la reflexión
cada vez se utilizan menos,
pero yo, que soy poeta,
en ti, Soledad, prospero.
Yo no reniego de ti,
pero tampoco soy ermitaña,
ni sufro con tu presencia.
¡Quédate conmigo, Soledad!
No eres ninguna extraña,
me das paz con tu silencio;
me enseñas a conocerme
a hacerle frente a mis miedos
a ser menos dependiente
¡Quédate conmigo, Soledad!
No te vayas de mi lado,
no te alejes todavía,
quédate un poco más…
Quédate hasta mañana,
que se festeja la Poesía.
Deja una respuesta