
Se acomodó ya
ese sol de abril,
en esa vieja loma del existir.
Yo, como él,
quedé expuesta
en la fortaleza imperfecta
de mi insatisfacción.
Cuestioné a mis otros yo,
comprendiendo que vivir
no es mentir al corazón.
Me dediqué a sanar escribiendo,
al romper, poco a poco.
esa fortaleza inexpugnable de la insatisfacción.
Y nacieron nuevos sentimientos:
versos convexos que llenaron vacíos…
Hoy declaro una tregua unilateral
que nace desde mi alma
y a mi pluma complace.
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