Me pesa la ausencia de tu cuerpo.

No sé porque razón el extrañarte se intensifica de manera que mis lágrimas no son suficientes para desahogar la extrañeza de tus abrazos.

Las heridas que se abrieron el día que te marchaste sin dejar rastro han tardado mucho en sanar, parecen aferrarce a los extremos y no tener la intención de cicatrizar.

Desde dónde estés ahora… ¿Que harías para calmar mi dolor? Que yo no encuentro antídoto para relajar la pesadumbre.

Me han pesado los recuerdos más de lo que la cuenta me permite. ¿Podrías aparecer un momento para mi y tranquilizar este desastre?

Éramos choques estelares que sucedían solo una vez al año muy lejos de nuestra órbita, para entrar a nuestro propio mundo.

Ese humano imperfecto que quiso mostrarme fortaleza aún cuando intentaba escapar de su propio mundo.

Me han dicho que está perdido, que realmente este tipo de estrella fugaz era para sólo suceder y no regresar.

Los sueños me tranquilizan, y no encontraría nada mejor que abrazarte en uno de ellos.

Yaretzy Elizalde.