¿Qué sentirán las hojas
viajeras, roderas,
movidas por el viento,
caídas en la tierra?
Hubo una, primero extensa;
después el sol
la moldeó, áspera, pequeña y hueca.
Y yo, la observo,
formando parte
de un abrazo conmovedor.
Primero, belleza;
después, mil colores
por su vida. Ellas
ahí están, como tú,
como yo,
formando parte
de otra belleza: la del declive
y la muerte del tiempo…
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