Mofletes sonrosados y brillosos al compás del bailoteo de tu culo ampuloso, mi niña de Erasmus, en tanga juegas a de tu camiseta ponerme celoso, peligrosa pelirroja, ¡oh, las puntitas de tus pechos encadenan aún más mi existencia, sonrisa golosa, que mueves con insistencia, y mi víbora de un solo ojo enarbolas! ¡No pares, por favor, mi niña, no pares ahora!
Pandero exuberante como jamás vi antes, piel de oro y miel, pedazos de Cielo tus senos, y mariposas escarlata sobre tu vientre descansan.
Al caer la noche, nuestros dos idiomas jadearán el mismo aullido vertical cuando fusionemos nuestros cuerpos etéreos, Reina de mi Reino, y las hespérides darán fe de nuestro juego, cuando se aplaque el último fuego.