Me hechizan tus nalgas, nena, tus muslos se me apoderan, pero tus ojos azules cielo no los puede ver cualquiera.
Tus andares desnuda, sólo con zapatos de aguja, son un bello lienzo del Renacimiento.
Cuando vibra cada glúteo, ya no soy humano, me transformo en hombre-lobo por tus curvas peligrosas vampirizado. Diablesa de mis humedades, estríper estrella, puro enjambre en mi sangre, tanga y cremalleras…
Princesa de las tierras del Este, te ofrezco mi más erecto falo, ser tu juguete articulado, el que recorra tus colinas, pechos y ano, ojizarca de mis amores, que el rocío al alba sea el teatro, y la luna llena nuestro cómplice y alegato.