Mi corazón y unos zapatos
Mi corazón
no te importó.
Ni, cuando me perdí
ni, el camino que seguí.
Ni, si aún vivo,
tampoco te importó.
No te importó,
ni el precio que pague
para volver de nuevo,
viviendo al borde del relieve dónde colgué mis sueños.
Hoy, me atreví a salir
Descalza, tranquila,
buscando esa playa de arena fina.
Allí, encontraré mi corazón
Y mis zapatos mojados…
Remedios G. Tenza
Deja una respuesta