En este estado de somnolencia,
pienso,
en la prisa de las calles.
Ahí afuera todo compite
en un duelo desproporcionado
de almas que transitan
ciegas de tiempo,
abrumadas de sueños
Y colmadas de discordia.
Yo repito una y otra vez,
de mi voz interior para mí:
dale tiempo al tiempo,
y así encontrarás la cura
para todo el mal que circunda.
Renuevo mi esperanza
durante las horas en las que sopeso,
sobre el presente al que pertenezco.
Retribuyendo el amor con amor,
restituyendo las energías
que me avivan, y
reconstruyendo el camino
comedido con mi destino.
A razón de ello
decido la realidad sin la prisa,
solo doy un paso a la vez.
Voy esquivando abismos,
sintiendo lo necesario,
probando el sabor de la vida
y entregando la esencia
del eterno don que poseo;
ser quien soy.
-LF Medina
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