Ángela del Verano, ardo en deseos de besar al Sol, en lugar de darle la mano, ricura de mil encantos, canto de cien sirenas, que han hecho perderse a tantos barcos, y a las gaviotas borrar sus estelas, ¡ Ay, calurosa brasileña!, que un piropo no desdeña, brebaje del mundo del infinito, , que son tus sonrisas las mieles derivadas del corazón mismo.
Dulce como un carrusel de auroras multiplicándose en proceso paradisíaco son tus ojos, reina perpetua de mis extremos antojos, casual cual canción de jazz, entraste en mi vida para que los cisnes de mi pluma te versaran, así se besa a las Diosas en el Parnaso.
¡ Ay, Ángela! Que sí, bajaste de Cielo para enseñar del amor lo bueno, si no, cómo es que cada vez que cierro los ojos, tu rostro angelical de aquella noche veo.
Photo by Edi Israel/FLASH90.
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