La noche huele a lluvia. Un grillo canta. Desde mi ventana abierta, un rayo lunar se desliza. Todo está en paz.
El grillo ha callado. Escucha a la muerte bailar. No le creas. Sigue cantando.
Afuera, la densa muerte danza. La miro a los ojos, así de cerca está.
Deja que la noche cante, el día ha llorado.
Ya no duermo, es inútil. La conciencia vibra y escucha. Todo es un grito. Inmóvil, la piel me duele, quiere volar. El cielo está clausurado. Este mundo se achica y crece, no logro asirlo, se me escapa, pero no se mueve.
Es ya de día. El sueño no ha llegado. El aire mueve las partículas de polvo mientras un sol mortecino dibuja su sombra. Dan volteretas, pueden escapar, pero yo no. Si muero, el polvo de mis huesos podrá volar, pero yo no.
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