Nunca me había sentido de esta manera, con este cruce de impulsos tan naturales e incontrolables.
Siento que eres viento que me aligera el paso y no termina hasta que me lleva a despegar del suelo.
Un medio que me transporta muy lejos de este caótico mundo. Así yo te llevo y tú me llevas, como dos polizones con consentimiento mutuo.
Porque no te pertenezco por completo, ni tú a mí, solo somos dos instantes que se pusieron de acuerdo para formar un lapso de tiempo que no cuenta a límite ningún reloj.
Algo extraño, fuera de lugar, así de simple y complicado, con nuestros altos y bajos estados de ánimo, compaginamos.
Y a diario hablo conmigo mismo, le platico de cómo me llevas a otro planeta, que siento estar en un universo distinto, con otra forma de mirar la realidad.
No sé hasta cuando exista está realidad y aquel planeta en el que habitamos cuando estamos juntos, pero sé que en mi memoria todo permanecerá intacto. Y volveré cada día a ti, aunque no de cuerpo, llegará a ti cada atardecer mi alma, y así mismo puede que regrese mi cuerpo. Así ha de ser hasta que ya no existan más espacios de incertidumbre y solo seamos un eterno instante que perdure hasta el fin de nuestros tiempos.
-LF Medina
Deja una respuesta