Llevo conmigo una memoria de corto plazo, que olvida lo importante y le da mucho valor a lo despectivo.
Llevo un corazón noble, algo cursi, con valor romántico, algo lastimado pero no herido de muerte. Llevo una mirada penetrante como la de un preso en su celda, y dentro de la celda de mi cuerpo se aprecia mi alma; un alma pura, algo oscura en sus confines, pero al fin y al cabo pura, como el aire de las montañas que me vieron nacer.
-LF Medina
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