No logro encontrarte, te dispersas en la neblina de la noche, me cuesta mucho distinguirte con esta visión tan borrosa, mis ojos no pueden ver dentro de este campo nebuloso donde ahora estás perdida.
Extiendo mis brazos hacia ti, intento sostenerte pero tu pequeña mano se escurre como el líquido entre mis dedos, es tan difícil sostener aquello que está perdido.
Creía conocerte. Creía saber el porque tu llanto de las noches, el porqué de tu silencio cuando dije que te amaba.
Te has vuelto la sombra de lo que antes eras, busco pequeñas pizcas de ti en el suelo pero este solo está inundado en tus lágrimas.
Se te extinguieron las emociones vehementes como si el invierno las hubiese visitado para ya no marcharse.
Las vueltas que doy para encontrarte me han dejado con el corazón enfermo de vértigo.
Niña bonita… ¿Qué te ha pasado? Parece que las lágrimas te han lavado el rostro.
Logro verte tan pequeña en ese caparazón de metal, donde solo habitan los sueños de tu cabeza.
Al final comprendo que es tarde, te convertiste en una desconocida para mi.
—Yaretzy Elizalde
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