CAPÍTULO I «Radiografía del Mal»
Abocados al mundo de la Corona del Cabal, tras la derrota de Tritón a manos de los Orcos del pantano de la Maldad, todo bicho viviente sobre la faz de CoronaTierra se convirtió en esclavo del Orden de una Nueva Era. Grilletes invisibles para cualquiera.
Sobrevivíamos un Otoño imperdonable, plagado de tormentas eléctricas, como si la meteorología diabólica estuviese creando el caldo de cultivo para poner el decoro adecuado al tremendo apocalipsis que se avecinaba.
La dictadura del Cabal tenía efectos dantescos en la población, y Dios miraba hacia otro lado.
Los dientes de la Parca arañaban las espaldas de los niños-bicho y su lamido gélido helaba la médula de los huesos. Pero Satán no había hecho más que comenzar su sangrienta hoja de ruta, que tardaría una década en consolidarse.
¿Quién sabe? Quizá, en diez años, quedase alguna esperanza o, en el mejor de los casos, surgiese algún salvador, revolucionario o benefactor que parase el genocidio. Pero eso, por el momento, aún estaba por descubrir.
Foto: Internet
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