Desiertos fugaces, memorias distantes,
sauces tibetanos desterrados al olvido.
Robles de acero, chopos de cristal.
La sombra del Etna invade el pasado.
Un suspiro en altamar,
un torrente infernal que golpea en tus tímpanos.
Los dioses se saben inmortales en la orilla del infinito
mientras el insomne se mofa a sus espaldas en la mitad del mundo.
El desierto se expande entre las patas de una luciérnaga,
y los noctámbulos se arropan al filo de la noche.
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