Acá el vacío que cual la incierta
y siempre lejana
distancia
reclama y ama;
añora-llora (y ora)
por ti.
Aun(qué) de tu calmo ser,
tu noble carne
-o hasta de tu santa sangre-
en primavera o en invierno
día con día o noche a noche
por si de mañana o ya de tarde
tenga perpetua cuan agradecida
o bien inequívoca certeza.
Lágrimas salvas son estas
entonces, ya,
y no otra cosa.
Estaré bien (no te preocupes,
como siempre).
Filtro solo agua limpia y salada
para refrescar la silvestre y sustancial
perpetua flor de tu recuerdo.
*

Gracias siempre por evaluar nuestras propuestas y usar las opciones comentar y compartir.
Deja una respuesta