Ni el abierto y caudaloso río
Ni el impenetrable muro
de majestuosos árboles
Ni el agobiante cañaveral
inmenso
Ni las más ardientes
dunas del desierto
Ni cualquier distancia
fuego
o bien tormenta
(0)puestos férreamente
dejan –paradójicamente–
de hacia ti
aproximarme…
Nada me detiene ya
Desde que me pongo a pensarte.
*

Gracia siempre por calificar nuestras propuestas y por utilizar las opciones comentar y compartir.
Deja una respuesta