Eres una bella escultura, un plácido paisaje y una apoteósica pintura. Una fría estepa que se estampa en las alturas, donde a merced de tus vestidos blancos de ceda mueren cientos y miles.
Caen reinos y sus castillos ante tu despanpanante silueta. Se derraman ríos de sangre por las llanuras de tus suaves trazos de cuerpo. Diosa de cantos y danzas, de terruños de paz e infiernos de guerra.
Solo se atreve a morar en tu sombra las flores del imnenso jardín del olimpo, y frente a tu mirada solo armaduras maltrechas de mortales hombres fallecidos de sed por tus suspiros de vida.
Solo déjame retratarte un instante en poesía, que mi pluma y el papel deliren al describir tu cabellera dorada de ensueño, que mi sangre brote y sea mi tinta. Déjame vivir la fantasía de admirarte o morir en el intento de llegar a ti.
-Felipe Medina (Colombia-2020)

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