Me gusta tu barba crecida de anciano, las bermudas que llevas y tu pelo cano, verte comiendo de pie junto al brasero y bebiendo mezcal de artesano.
Me gusta que rías, pero que no te calles y escuchar tus historias de pueblos lejanos.
Me gusta abrazar a tu niño triste y olvidar el tiempo.
Me gusta aquel tú que se quedó jugando conmigo, la última semana de nuestro último diciembre.
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