Viste mi rojo, aspiraste mi viento azul, escuchaste las palabras de mis más amarillos días, caminamos por las verdes montañas que descubrimos con ojos de incienso gris. Abrí para ti mis doradas puertas, de piel nieve y fuego marrón. Aspiraste mi aire transparente, tocaste selvas y entrañas color agua donde saciaste tu sed de índigos manantiales, provocaste la colorida risa de mi infancia dentro de blancas casas y bebimos el ocre licor de mezcal, pero nunca, nunca aprendiste a leer en mi luminoso silencio, el arcoíris misterio de mi alma de mujer.
Analfabeta * Susana Argueta

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