Mi silencio es el cosmos, grano de sal y horizonte, se acurruca y duerme entre tus brazos, sueña contigo, te abraza y te cuida, te mira y te extraña a gritos.
Mi silencio compite con tu caos, tu algarabía, tu barullo, desea, quiere, llora, te sonríe, habla y transpira callado.
Mi silencio te llama, se calla y te escucha, te pide, te busca y te ama, te reclama, ejecuta y te condena, en silencio.
Mi silencio te desea, te pide y te acaricia, te odia, llora y se acuna, tiene mil nombres que no sabes leer en voz alta.
Mi silencio es tu profundo azul, se escapa y te canta, pero no es derrota ni muerte, es mi lenguaje para hablar.
Mi silencio te grita, te mira y te mutila, abarca tu tiempo y el mío, tu presente y todos mis pasados escandalosos.
Mi silencio es mi femenino y tu masculino, insumiso e irreverente, bofetada sonora, insurgente y rebelde.
Mi silencio es tu recordatorio de caminos, rosas y pasos, es tu confidencia susurrada.
Mi silencio es ensordecedora marejada, te sabe a muerte y te da vida, te moja, te refresca, te sala la piel.
Mi silencio es mi padre, es mi madre y todos mis hermanos cuando tu voz reclama. Es orden sonora.
Mi silencio te deja tomar firme mi brazo por la calle en la noche rumorosa.
Mi silencio es angustia ensordecedora, entonces
mi silencio entristece, calla.
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