En la habitación del silencio
solo las ventanas oyen
el llanto inmaculado
de la soledad en cautiverio.
La compañía de las sombras
de frente y a espaldas
atestiguan austeras
los quejidos de un alma.
Y las borrascas insonoras
afuera solapan
las penas ajenas
con el llanto del cielo.
En la habitación de la oscuridad
las paredes son ciegas
Solo limitan espacios
de un gélido interior.
Así mueren las lunas
de las noches perdidas
bajo el abrazo de las sombras
que observan el vacío
de un espíritu en pena.
-Felipe Medina (Colombia/2020)

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