Basta con la noche
con sentirme la magia en la punta de los dedos
con cerrar los ojos
con quitarme los zapatos
con saber que entre el piso y yo
ya se mide un abismo.
Basta con quitar los diques
del corazón primero
de la lengua
y del pensamiento
de los recuerdos
del tiempo
de los rencores
de los amores
y del desaliento.
Basta con mi alma viva
y el corazón latiendo
para extender mis alas
y echarme al vuelo.
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