Voy echando semillas a suelo infértil.
Es mi estación de soledad intensa:
ahí donde la espada de Thémis tienta,
Galatea piedra, arena incierta.
Esa
la del cabello como manto
la que sale del mar cada tarde
la que teje silencios
pero que despacio canta.
Ella
me llama.
En sus ojos corre el viento
y refleja horizontes.
Necia
a su voluntad ciega,
a su amparo sordo,
surco la tierra yerma.
… De grieta estéril,
brotan flor y espina.
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