Al final, las arenas del desierto llegan al mar.
Sacian su sed, se van otra vez.
Al final, las estrellas en la madrugada, besan la inmensidad.
Despliegan su luz, se apagan y encienden sin cesar.
Al final, las palmeras ondulan con la brisa y su perpetuo estar.
Bailan, existen más allá de la eternidad.
Al final, vuelvo a empezar, mis pedazos se encuentran como imán.
Te miran.
Regresa la paz.
Crédito de imagen: «La Noche»
Autor: Emeterio Fragoso
Acrílico ladrillado sobre macocel
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