Has de partir
con mi deseo derramado en tu bolsillo,
hombre volátil de sonrisa franca.
Has de irte
con un montón de mis palabras
entre los dientes
y el palpitar de mis senos
entre tus manos.
Hemos de encontrarnos
en cada noche imaginaria,
de ese lecho momentáneo
en la Gran Ciudad.
He de sentir,
en mis fantasías,
tus ganas lánguidas y sedientas,
estrenarse
en los recovecos sabios
de mi cuerpo.
He de saborear
tus besos recalcitrantes,
una y otra vez
perfilando mis labios
sabor a turco café.
Hemos de perdernos tú y yo
en la noche del sueño
de mis poemas,
entre mi pluma y tu pincel,
hombre
de la eterna cabellera blanca.
Imagen: «Tamborilera», escultura de Leonora Carrington, de la exposición «Onirismo en Bronce», Paseo de la Reforma, Ciudad de México.
Fotografía: Susana Argueta.
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