A CARLA
¡Ay, Carla, dieciséis primaveras, primer verdor que ilumina la Tierra entera! ¡Cien Cielos yo daría por un minuto junto a tu vera! ¡Oh, niña risueña, de carrillos colorados y sonrisa cándida de alma buena, aura de Universo de cuento y mirada que atrapó mi sinrazón, para embriagar mis sentidos y, entre deseos púrpura, jazmines y lirios, robar para siempre mi corazón!
¡Ay, pequeña alondra, desde que te vi, todas mis amantes he dejado en la sombra, niña de oro y gracia, pura como los diamantes, eres ante mis ojos la gran perla de un Sol radiante!
Porque eres luz de amor bajo la luna de plata, el más hermoso cisne que yo vi en un estanque, la estrella lejana que brilla en los preciosos horizontes escarlata.
¡Ay, Carla!, desde que te conocí, mi corazón me habla.
Eduardo Ramírez Moyano
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