Cárdeno tu sentir por el humilde,
por el pescador, el campesino,
por el sencillo hombre del pueblo;
espiritual sendero,
surco de revolución labraste (nunca ajeno);
cárdeno tu paso pausado y aún mas
por siempre firme
incluso por entre este nuestro mundo agreste y fiero
pastor del tiempo, sembrador de humanos huertos
cuán incansable viajero.
De Cardenal brilló sólo tu canto metal/mental
sinigual filo de luz en el cielo
pleno tu pecho todo
insuflado de amor tanto a la tierra como al divino Big Bang
reverberante eco eterno.
Ernesto, como el que más,
perseverante lo mismo que amoroso y serio
aquel que lucha para vencer…
con tu nombre fraterna y felizmente
comulgamos ya en cósmica y armónica penitencia
quienes apenas bajo tu sombra
herederos acá nos acogemos.
Puedes ya caminar sobre las aguas;
a su lado te colocas,
un abrazo de camarada
extiende ahora para ti
un más que sonriente Cristo obrero.
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