
Éramos agua
entonces la piel se diluía
volvía en torrentes
tierra abajo
nube arriba
hasta sentirse colmada.
Éramos río
y no había alma
que en su fluir
se quebrara.
Éramos mar
y no podía el sol
arder para secarla.
Éramos saliva,
lluvia, savia,
y sangre divina.
Y éramos entonces
lo que hoy lloramos
y lamentamos…
Éramos agua.
Crédito de la imagen:
«Desttrction/Creation»
De Chris Slabber