Un amanecer y una noche…
¿A qué te sabe el viento?
Siempre esperas a que el sol te dé
la cara
y a que el desvelo
te transforme el suelo
(suave que te soporta
molesto de tanta hartura
gris arriba y abajo)
que pisas casi siempre sin
sentirlo
(PAUSA):
Sólo pausa a fuerza
… y mientras añoras que algo suceda:
quizás que un torrente venga
a desperezarte
la inocencia
o que un albur seduzca chingonamente
al “d-e-s-t-i-n-o” (sic.)
corrección: “desatino”
Ves/ atisbas/ te fijas/ licas/
avisoras…
Pero nada sucede:
no hay “nada”
“ nobody–no one
anything
nothing”…
Sólo la inacabable espera
que te soporta
y dejas que (te–nos) transcurra
el tiempo
mientras que te levanta el “bus”
o cuentas las monedas
(a ver si te alcanza)
«pa’ tomar el “pesero”»
que te lleve a un mejor mañana
Has vivido un leve hoy
–múltiple a medias–
y quieres creer que al menos
vas congruente con la senda
con la simple expectativa
que sobre el poder
… y el redundante hacer
(el realmente hacer)
una parada antes
pudiste elaborar
Sonriente/ triste/ amargado/ prudencial
te diriges hacia “el huerto”
donde –si no te relajas–
al menos te confortas
… y reposas
Te subes al viaje
y te tiendes:
Respiras/
gozas:
– Ves tu incierta luz –una vez más–
muriendo entre las rosas.
*
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