LA PASARELA
Envuelta únicamente en tus medias de rejilla, te me hacías tan mágica y sabrosa, que de tus pezones a cada felina mirada, el cielo se me paraba. Entonces, a la luz lasciva de una enorme luna llena, comenzaste el juego de los bikinis, ¡Dios, tu cuerpo perfecto mutando de ropa en ardiente pasarela delante de mis iris! ¡Añil, fucsia transparente, azabache, amarillo destellante junto a tu pícara sonrisa de mujer fatal, ay, tangas del delirio, muslos tostados de mi ardor rojo y febril, curvas de la carne y del vicio, faltan exclamaciones a vuestro existir, iridiscencias cambiando de sitio es mi sentir!
Eduardo Ramírez Moyano