La tarde se fue durmiendo
al compás del desaliento,
rompiendo el pulso del viento,
de las angostas llanuras.
Arrastrada por el mundo
se consume ya tu voz,
preguntándose vencida
¿donde duerme el amor?.
Si los árboles hablaran,
si las nubes no llorasen,
por el puente del olvido
te volvería a encontrar.