«Las estrellas son para deleitarse…» – Ana Yaretzy ®

Me gustaba pensar que más haya de las estrellas había algo llamándome. La sensación me decía que había más que ver detrás de ellas. Se encontraba un misterio tras esas rocas tan brillantes y enormes.
Sentía ese escalofrío ir desde mis pies hasta mi cuello de tan solo verlas iluminar el cielo por las noches.

Era una sensación imaginaria, pero se sentía tan real, que podía sentir que encontraba todo aquello que se encontraba detrás de ellas.

Algunas veces conocemos personas que nos hacen sentir casi tan igual como las estrellas. Nos dan motivos para pensar que hay algo más, algo que se siente casi tan real. Qué hacen que el escalofrío se escurra desde los pies hasta el cuello.

Es tan grandioso como hay millones de cosas que podemos comparar con las sensaciones que el ser humano puede sentir.

Esa noche… las estrellas estaban más luminosas que otros días, había algo que parecía gritarme desde arriba. Una voz tan dulce que me decía; «Solo mira, y deléitate«. Mis ojos se mantuvieron atentos a cada una de ellas, y era difícil, porque eran demasiadas. Tenía la vista tan perdida en ellas, que había perdido la noción de mi alrededor.

Admiraba como estaban tan lejos unas de otras, pero en la lejanía, se miraban muy cercanas.
Cercanas podía pensar que iluminaban aún encontrándose completamente solas. Pero lejanas, parecían iluminarse unas a otras.

Y como siempre… terminaba comparando la realidad de las cosas con la realidad de los humanos. ¿Cómo era que podía encontrar entre las cosas mis sensaciones?

Las miré de nuevo. Sintiendo esa sensación nuevamente.

¿Porqué no decirme que había detrás de ellas?

Fácil… conseguir las respuestas fácilmente haría las cosas aburridas, las llevaría directamente a un final sin darle vueltas a las cosas.

En cambio… conseguir algo difícil, haría interesante cada paso, cada experiencia, cada recuerdo.

¿Lo ven? De nuevo encontrando la realidad de los humanos entre simples comparaciones de las estrellas.

Encontramos las comparaciones donde menos lo esperamos, y admiraba el coraje que tenía al comparar mi vida con la de unas estrellas solitarias.

Ana Yaretzy ®

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