Perdona por no ser tan guapo,
por no tener de tras de mí a miles de chicas.
De no traer ropa y tenis de última moda,
perdona.
De no llevarte al restaurante
más caro de la ciudad
por la tarde de un viernes cualquiera.
Perdona.
Tampoco tengo carro del año,
relojes y otros lujos.
Disculpa, porque menos puedo llevarte
al cine todas las veces que quieras,
Y, aunque pudiera, te llevaría al parque
a caminar y charlar
de lo bien que nos trata la vida,
y tú, quizás, te estarías preguntando
qué película hubiésemos visto.
Perdona.
Yo, sólo podría hablarte de mi sueño
y cómo pretendo de qué tú
formes parte de él.
Te estaría contando todas las veces
en las que caí y cómo fue que me levanté.
O te recordaría cómo fue que tus ojos
se plantaron en mí,
y cómo quise saber de ti
sólo para cambiar la historia por un «nosotros».
Te escribiría cartas por la noche,
y por la mañana lo tendrías en tu buzón.
Aunque suene ilógico
y me tachen de loco,
yo, estoy dispuesto
a escribir poesía a quien ya es poesía.
A saber leerte
y besarte
Y besarte.
Yo sólo quiero darte algo de Magia
sin trucos.